Esta época tiene mucho de especial. Y sin embargo no se entiende porque el género humano se deprime y se torna tan frenético en estos días.
Una vez escribí en contra del consumismo estúpido de las Navidades. En otra ocasión, me quedé callado.
He podido observar como se van transformando en festividades que alegran a los pequeños y trastornan a los mayores.
Y aquí estoy. Listo a decorar mi entorno con lucecillas y apliques. Que les vaya de lo mejor y tómenlo de la mejor manera.