En fin. Pero mientras seguimos viviendo y haciendo lo mejor que podemos en la vida que tenemos. Y hay que reconocer los esfuerzos coordinados y las iniciativas que intentan (con mayor o menor medida de éxito) mejorar la calidad de vida de los pueblos.
En nuestro caso, el cambio de la Matriz Productiva en Ecuador. Es interesante el acotar que ya hace muchos años cuando era un joven estudiante universitario escribí un artículo al respecto. En mi visión de aquella época no podíamos pensar siquiera en obtener el visado al desarrollo económico sin industrializar de forma inteligente y responsable el país.
Es tal la necesidad - estimados lectores - de industrializar el país que no se podría concebir otra manera de hacer sustentable el modelo económico actual, sin dar ese paso.
Lo bueno es que hay la intención de llevar a cabo este proceso. Es doloroso, casi como un parto, y es verdaderamente revolucionario, porque aún si solo sirve para satisfacer el consumo interno de subderivados de petróleo, ya significa un notable ahorro y una mejora considerable en la balanza comercial del país. La sustitución de importaciones podría llegar a darse sin necesidad de ser una medida prohibitiva.
Lo malo. No estamos listos desde el punto de vista técnico y comercial. En Ecuador el proceso de aseguramiento de calidad de los productos es - como mínimo - incipiente, y en algunos casos es hasta risible. No es que necesitemos implantar el esquema obsoleto de la calidad total, que lentamente va cayendo en desuso, pero sí que necesitamos llegar a un nivel competitivo, tanto si solo pensamos en abastecer el mercado interno (que ya sería bastante), como si a meta es finalmente llegar a exportar los excedentes.
Lo bueno. Debido a que prácticamente no tenemos industria nacional, si descontamos a los productores de alimentos procesados y uno que otro fabricante, es muy sencillo el ubicar los productos a nivel nacional, para suplir el mercado interno. Por ejemplo, si consideramos que hay que importar millones de galones de gasolina, y miles de toneladas de úrea, se podría decir que está asegurada la venta de estos subderivados.
Lo malo. No tenemos experiencia real y positiva en la comercialización a nivel mundial de productos industriales. Eso limita fuertemente la posibilidad de exportar los productos. Tenemos frente a nosotros un reto enorme, si tratamos de competir con multinacionales que tienen años liderando el mercado en diferentes segmentos. La tarea no es sencilla, y puede tranquilamente convertirse en un dolor de cabeza y en fuente de innumerables frustraciones.
Sin embargo, este debe convertirse en un objetivo nacional, y todos debemos poner nuestro grano de arena. Está demás el mencionar que una sola industria puede llegar a generar miles y hasta decenas de miles de puestos de trabajo para todo tipo de mano de obra, sea a nivel de servicios profesionales, así como para los obreros calificados y el comercio.