Quiero empezar el blog dándole un poco de pensar a ciertos individuos de la Comisión de Tránsito del Guayas e invitarlos a la reflexión. Ya veremos porqué.
Hace ya más de un mes que estoy recolectando una estadística personal un tanto interesante (al menos lo es para mi) de las contravenciones e infracciones a las leyes de tránsito que cometen los conductores de buses de transportación urbana en la ciudad de Guayaquil. Bueno, al menos de los buses en los cuales me transporto del trabajo a la casa y vice-versa.
Yo vivo en una ciudadela del norte y trabajo en el centro de la ciudad de Guayaquil, por lo cual utilizo las unidades de la línea 12 OCP para transportarme. Pero de un tiempo acá estoy empezando a pensar que por mi seguridad tendré que cambiar de línea de transporte.
Es impresionante cuantas faltas graves cometen los chóferes de buseta, que deben estar clasificados entre las subrazas humanas o quizá sean parte de alguna especie alienígena, porque definitivamente seres humanos no son estos engendros de perra y cerdo.
El día de ayer por citar un ejemplo, subí a la unidad 02594 de la línea 12 OCP a las 18h20 y el individuo que iba conduciendo me pidió de forma grosera que subiera rápido. No bien iba buscando asiento en el corredor sumamente angosto de esta buseta cuando este fulano arranca a toda velocidad provocando que más de un pasajero se golpeara. Cuando por fin hube sentado empezó toda una aventura de carreras urbanas.
Este energúmeno rebasó en una sola acelerada tres semáforos, dos de los cuales estaban en rojo. No conforme con ello este pelafustán hijo de cerda piojosa empezó a sonar el claxón que para variar no es el que viene originalmente aprobado por la Comisión de Tránsito, sino una de las clásicas cornetas que le incorporan al bus estos hijos de la gran perra, aún sabiendo que ello provoca daños y poluciona el ambiente.
Ante esta conducta demencial por parte del chófer me pare y le pedí abiertamente pero con toda la cortesía que redujera la velocidad, pero lo que conseguí fue su silencio. Para ello, ya nos había rebasado otra unidad de la misma línea (disco 0008) aprovechando el momento en que nos represaron los vehículos livianos del carril izquierdo.
Al verse rebasado por la otra unidad este troglodita de cerebro atrofiado le lanzó toda la masa del bus a un carro que cruzaba por el carril derecho y casi le provoca un accidente y empezó a correr a todo lo largo de la Av. Delta en la Universidad de Guayaquil a toda la velocidad que ustedes puedan imaginar.
Para eso ya mi paciencia se estaba agotando y decidí a gritarle a este tiparejo que redujera la velocidad. Solo gané que me contestara con un no jodas, si no te gusta bajate y otras cosas más. Como yo soy un caballero y soy cortés, le pedí nuevamente que bajar la velocidad porque tenía apuntado el número de quejas de la cooperativa y lo iba a denunciar.
Parece como si hubiera tocado un botón mágico porque este animal de baja ralea detuvo esa carrera mortal que llevaba, aunque lógicamente a regañadientes y finalmente logré bajarme de ese carro sin sufrir daño alguno y con una enorme satisfacción.
En casa le comentaba a mi esposa el tema y llegamos a la conclusión de que los culpables de esta situación somos nosotros los usuarios de los buses, porque no sabemos exigir el derecho a recibir un buen servicio. Todo lo contrario, cerramos los ojos y le pedimos a Dios que nos ayude a llegar bien y que el hijo de vecina que va manejando el bus no se estrelle.
Hay muchas cosas que van mal en el tema de la trasnportación urbana, pero entre todo se puede resaltar:
1) Sobran las unidades de buses en circulacion
2) Las unidades no cumplen con los requisitos técnicos mínimos, como el año de fabricación, la cantidad y distribución de asientos, la altura del vehículo, etc.
3) Los chóferes que las conducen en muchos casos tienen licencia deportiva de conducción, no son profesionales.
4) El nivel educativo de los chóferes es muy bajo, y no reciben la instrucción adecuada en temas como leyes de tránsito, relaciones humanas, trato al cliente, entre otras muy necesarias para tratar con los usuarios del servicio.
5) En el directorio de la Comisión de Tránsito del Guayas hay dos representantes del gremio de Buseteros, lo que complica el poder tomar las medidas necesarias para regular a estos payasos de la transportación.
6) Las cooperativas de buses aún tienen implementado el sistema de relojes y multas por retrasos lo que provoca casi el 75% de los accidentes al forzar a los chóferes a llegar a una determinada hora.
7) No existe un escalafón de los chóferes profesionales, de manera que solo se permita conducir un bus de transporte urbano a aquellos que cumplan una mínima calificación dictada por un organismo competente.
Todo esto tiene solución, y depende de organizarse, pero recuerden por lo pronto, buseteros hijos de la diarrea que pronto viene la metrovía y se van a quedar sin camello, así que no crean que siempre vamos a estar en la mierda gracias a ustedes.
He dicho.
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