Acabo de ver el video de Jaime Nebot, Alcalde de Guayaquil. No es de mis personajes predilectos, pero hay que reconocer que - de ser ciertos los datos - esta vez se ha anotado un punto. Y me conduce a algunas - nada breves - reflexiones.
Primero, lo obvio. Hay que cotejar, porque una de las fuentes es un Diario, y hay la info en los portales ("Transparencia de información"), pero los datos concuerdan con lo que se ha venido escuchando de los sobreprecios (eso por decir algo suave, porque el término que estoy pensando ya es de por si una felonía).
No entiendo la conducta de pordiosero de muchos fanáticos de la Revolución Ciudadana. Ay, tenemos carreteras del Primer Mundo. No han pisado un país del Primer Mundo y no conocen lo que es una verdadera carretera.
Ay, tenemos escuelas! Que son solo edificios de una infraestructura simpática, pero que sin el cambio profundo y radical en la médula misma del Sistema Educativo no sirven de gran cosa.
Ay, tenemos hospitales! Que debemos reconocer que en muchos casos están muy bien dotados. Pero, y los médicos? Y el cambio estructural en el Sistema de Salud Pública? La Salud es un Derecho, pero eso no significa que los médicos estén obligados a trabajar en condiciones contractuales malas, ni que tengan que competir con médicos de otras latitudes.
Ay, tenemos electricidad limpia! Que bueno, yo he sido defensor a ultranza de la generación eléctrica limpia, pero si el costo del KilovatioHora se mantiene alto, el beneficio directo, el que iba a llamar a la inversión de INDUSTRIALES extranjeros no existe.
Ay, tenemos Universidades y centros de Investigación de Primer Nivel. Aplaudo que se haya logrado cerrar y categorizar a las Universidades en Ecuador. Pero si voy a la página de Yachay, saben cuantos proyectos ejecutados o en ejecución encuentro? NINGUNO. Resultados? Desconocidos hasta el momento. Beneficio-Costo de la Inversión en Yachay. Bien, gracias.
Si a lo expuesto se lo contrasta con los costos desproporcionados en esas inversiones, el balance es negativo.Que no se me malinterprete: son obras necesarias, y debían hacerse, así como muchas otras. Pero, si voy a pagar 200% o más por una carretera, hospital, escuela, y debo sentirme agradecido de que se me tome el pelo y se abuse, entonces aquello de manos limpias y corazones ardientes se lo pueden guardar donde mejor les quepa.
No se trata de quien haga más, se trata de quien hace las cosas mejor. Un viejo amigo me dijo una vez que ser eficiente se resume en HACER MAS CON MENOS. Y tiene razón. Una politica estatal de despilfarro termina siempre en endeudamiento y puede que en quiebra.
Y antes de que alguien me refriegue en la cara el viejo cuento de la partidocracia, de la larga noche neoliberal y demás canciones de bar de mala muerte, déjenme decirles que yo vivo HOY. El pasado ya fue, ya no regresará, y no puedo justificar los errores, negligencias, corrupción y mentiras de los que están HOY en el poder contrastándolas con los que estuvieron en el pasado. No quiero otra vez a los que llevaron a Ecuador a feriados bancarios, o expoliaron nuestra riqueza, pero tampoco quiero a los que HOY nos han sobreendeudado y continúan un despilfarro organizado justificado en una calumnia más grande que el sol: no estamos en crisis.
No estamos en crisis, pero juro por aquello que tenga valor bajo el cielo y sobre la Tierra que no hay semana que no me entere de que algún pariente, amigo o conocido se haya quedado sin empleo. Tengo una colección privada de Hojas de Vida. Los que vivimos de ofrecer nuestros servicios especializados experimentamos el resultado de la CRISIS. No salen los contratos, y muchas veces las empresas dejan de implementar servicios que no sean estrictamente indispensables y que les permitirían ganar mucho más dinero. Cuando sale un contrato y debido a la falta de liquidez (y/o solvencia) el contratante no tiene como cubrir el servicio, y vergonzosamente hace esperar hasta por meses para poder cubrir su obligación. Así estamos y no hablemos de los contratos con el Estado, porque muchos podrían declamar verdaderas elegías al respecto.
No me considero opositor, ni oficialista. No abrazo ninguna bandera de partido o movimiento político. Mi bandera es la de Ecuador, mi fe está en mis compatriotas trabajadores, en la mujer que saca adelante a sus hijos, en el obrero que suda para llevar el pan a su hogar.
Si alguien cree que estoy lleno de odio, pues se equivoca rotundamente. Estoy lleno de preocupación, de desazón, de decepción. Estoy preocupado por como voy a ganar dinero mañana, porque no hay empleos y mucho menos si pasas de 40 años. Me siento condicionado a irme de mi amado país a buscar suerte en Canadá, en EEUU o en Nueva Zelanda, en otro país que tenga una oferta laboral estable. Veo como las mentiras van cayendo con sus cortas piernas y la decepción se va convirtiendo en una sombra que crece en el interior. La sensación de impotencia, de despecho, de sentirme burlado no puede confundirse con el odio. El odio ciega, el odio no permite pensar. No, no soy un odiador, soy un ciudadano de a pie que sueña, que tiene metas y que está dispuesto a darlo todo por su familia. Soy un hombre humilde que todo lo que pide al Gobierno es que NO LO JODA, que lo deje trabajar, que no le diga como debe vivir, que no le imponga impuestos y absurdos.
No, señores, eso no es odiar.
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