Sentir la convicción inevitable de que se va a buscar compulsivamente el asesinato. No como un fin, pedazo de asno, es un medio. Un medio para alcanzar el objetivo de ser realmente libre. Bueno, de entender inicialmente lo que es la verdadera libertad.
Claro que llenar de sangre las calles no es algo que a uno lo haga popular. Pero, ¿quién quiere sacrificar el concepto de libertad moral por la espúrea aceptación social? Hay que aprovechar las oportunidades, digerir la sangre que se nos pone en frente, de esas ovejas de sacrificio. Su desaparición no es nada, muchas hubiesen muerto de todos modos, y no habrían sido útiles para nada.
Años y años de consumir y cagar. A veces me pregunto porque nadie más lo ha intentado por las razones correctas.
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