Pensando en el oficio de escribir me di cuenta de algunas cosas. No se al resto de los humanos que dedican algo de tiempo a escribir un par de cosas en sus sitios, pero en realidad esto si me sucede a mi. Al escribir, en el proceso de redactar un pequeño artículo o en el esfuerzo titánico de escribir una novela o un ensayo plasmamos una parte de nuestro ser.
Cuando escribimos, sea bajo la motivación que fuese al ser honestos con nosotros mismos, dedicamos tiempo a la tarea de exponer ante los demás nuestras ideas, nuestras ficciones, parte de nuestra psiquis y una enorme impronta de la idiosincracia que enmarca nuestra realidad interna.Damos un golpe tras otro al teclado y traducimos para los demás un concepto, una idea, un fragmento de nuestro ego. Y lo volvemos a leer y nos llega a parecer a veces que no fue uno el autor, que se sintió más que inspirado, enajenado y que no es una creación del intelecto lo que hemos publicado. Nos llega a parecer más un engaño de los sentidos.
Cuando desarrollamos la idea, empezamos por un tema central y muchas veces el subconciente se apodera de nuestra voluntad de la manera más sutil y nos desvía para darnos el efecto del desahogo de nuestras propias frustraciones, nos ayuda a vertir unas gotas de sangre para purgar la presión interna que nos obliga, que nos empuja con fuerza, pero sin violencia a escribir.Muchos damos excusas, pretendiendo ocultar la verdadera motivación del porque dedicar unas horas de ocio a esta actividad aparentemente poco productiva. Que si el blog es para divertirse. Que si lo es para desahogarse. En realidad, cuando nos damos el tiempo y el espacio para pensar, empezamos a convertir nuestros sentimientos y las sinuosidades de nuestro pensamiento en un artículo. No desahogamos. Traemos a la superficie aquello que siempre hemos tenido dentro. Lo ponemos a conocimiento público. Pero no nos abandona. Como no abandona la carne nuestro rostro, sólo por ser exhibido en una fotografía.
Cuando escribimos, amigos, simplemente somos un poco más nosotros mismos, pretendiendo darlo a entender a los demás.
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